Hollywood, que alguna vez fue sinónimo del cine estadounidense, se convirtió también en el modelo del cine institucional durante un período que abarcó aproximadamente desde la década de 1910 hasta los años 1960. Este período fue testigo de un florecimiento sin precedentes en la producción cinematográfica, con la creación de algunas de las películas más icónicas de todos los tiempos y el surgimiento de estrellas legendarias que aún hoy son recordadas. Durante esta época, la industria cinematográfica de Estados Unidos experimentó un auge sin precedentes, produciendo algunas de las películas más icónicas y estrellas más legendarias de todos los tiempos. Esta misma surgió en un momento de importantes transformaciones históricas y sociales. Otro factor importante que contribuyó al apelativo de "época dorada" fue el impacto cultural y económico de la industria cinematográfica de Hollywood en la sociedad estadounidense y en el mundo en general. Las películas de no solo entretenían a las masas, sino que también influían en la moda, la música, el arte y la política, convirtiéndose en una fuerza poderosa y omnipresente en la cultura popular.
Sin embargo, hacia los años 1960, la industria cinematográfica experimentó cambios significativos. Muchas compañías productoras migraron hacia la televisión, que se había establecido como el principal medio de entretenimiento desde la década anterior. Las estrellas ya no estaban vinculadas a contratos de exclusividad con los estudios, y los productores se volvieron más independientes. Además, se produjo una ruptura en la integración vertical, donde algunas compañías controlaban la producción, distribución y exhibición de películas. El Código Hays, que regía los estándares de producción, fue abandonado. Mientras tanto, el cine de arte y ensayo estaba en su apogeo, alcanzando nuevos estándares tecnológicos con colores de alta definición, sonido de alta fidelidad y formatos panorámicos.
Aunque, para llegar a lo que es el cine hoy en día con sus tecnologías, efectos, colores, inteligencias artificiales… Tuvo que pasar por un enorme cambio, lleno de personas en contra y otras a favor, dificultades y muchas dudas. Pero, ¿Cómo era antes el cine?
El cine solía ser mudo y esta fue la forma predominante de cine durante las primeras décadas de la historia del cine, desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX. Durante esta época, las películas no tenían sonido sincronizado con la imagen, por lo que dependían completamente de la actuación visual y de elementos como los intertítulos y la música para transmitir la historia y las emociones a la audiencia. Las películas mudas solían ser en blanco y negro, ya que la tecnología para la reproducción de colores aún no estaba desarrollada.
En cuanto a la forma en que se hacían las películas mudas, el proceso de producción era considerablemente diferente al de las películas sonoras posteriores. La cámara de cine mudo solía ser una cámara de película de 35 mm que grababa imágenes en rollos de película de celuloide. Durante la filmación, los actores realizaban sus actuaciones sin diálogo hablado, mientras que los intertítulos eran utilizados ocasionalmente para transmitir diálogo o narración. Después de la filmación, la película era revelada y editada en un proceso similar al de las películas modernas. Sin embargo, debido a la falta de sonido sincronizado, la música en vivo o grabada se utilizaba comúnmente durante las proyecciones para acompañar las imágenes en pantalla. La calidad visual de las películas era a menudo bastante alta pero existe la idea errónea de que apenas y se podían ver los Films por la falta de calidad de la imagen… Esta falta de calidad se debe a que la mayoría de las películas mudas están mal conservadas, lo que lleva a su deterioro.
De todas las transformaciones técnicas experimentadas por el cine a lo largo de su historia, el paso del silencioso al sonoro es, sin duda, la más radical y la que sufre un proceso de transición más corto. La transición del cine mudo al sonoro fue el resultado de una decisión tomada por la industria cinematográfica estadounidense, impulsada inicialmente por un sector de la misma. Tras una serie de intentos fallidos y en medio de una fuerte competencia por parte de la radio, Warner Bros. logró establecer el cine sonoro como un éxito con la película musical "El cantor de jazz", estrenada en Nueva York en octubre de 1927. Este éxito comercial marcó un punto de inflexión en la industria cinematográfica, generando tanto oportunidades como desafíos. Los estudios de cine tuvieron que adaptarse rápidamente a esta nueva tecnología, insonorizando sus instalaciones y adquiriendo equipos acústicos avanzados para no desaparecer. Las salas de cine también tuvieron que actualizar sus sistemas de proyección para incluir amplificadores y altavoces, mientras que en Hollywood surgieron desafíos adicionales debido a la diversidad lingüística de su audiencia.
Estos cambios, aunque necesarios, fueron difíciles para muchos en la industria y resultaron en una regresión estética notable. La movilidad de la cámara se vio limitada por la necesidad de mantener un entorno insonorizado, y la libertad en el montaje de las escenas se vio restringida por la longitud de los diálogos. Esto llevó a una sensación de teatralidad en muchas películas.
A pesar de que muchos comentaristas de la época consideraron al cine sonoro como una moda pasajera, esta percepción resultó equivocada. A principios de 1928, las películas sonoras representaban una pequeña fracción de la producción total. Sin embargo, tres años más tarde, hacia finales de 1930, el cine mudo prácticamente había desaparecido, siendo una rareza incluso en los países menos desarrollados, y su exhibición se limitaba a salas de menor importancia. En los siguientes años, el cine mudo fue gradualmente desplazado hasta su extinción.